Esta tarde fui a comer en forma. Fue unas de esas en que comer un sándwich o ensaladita nomás no la iba a hacer. Falto mi cámara, pues el filete que me sirvieron en una camita de papas y espinacas bien se mereció miradas lujuriosas de los vecinos de mesa.
Fui con una amiga del trabajo, quien me acompaño con buenos relatos de libros, el mantenimiento y alimentación de amistades y los misterios de las amistades masculinas. Arededor de nuestras vidas parece que hombres de 40+ dejan con el tiempo los amigos. Tipos con quienes ir de parranda o nomás comer unos tacos, mientras las mujeres que conocemos conservan amistades por mayor tiempo. Termina muchas veces esto convirtiéndose en una mandilismo aguditis, lo cual de pensarlo un poco es alarmante.